Manuel Aldonate

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 Manuel Aldonate era una fiesta y un gesto.
 Eduardo Rosenzvaig







Manuel Aldonate (1919-1993) Poeta, autor teatral, periodista y educador nacido en Juan B. Alberdi y fallecido en Monteros, Tucumán. Después de desempeñarse como maestro en varias localidades de su provincia, viaja a la Capital Federal en 1946, donde es docente en escuelas primarias de la provincia de Buenos Aires. En1952, en Monteros, pone en escena su pieza dramática "Cuchillos para la Luna".Recorrió el noroeste y centro de su país dando charlas y recitales al mismo tiempo que realizó una intensa actividad gremial en el magisterio. En1965 obtuvo el Premio Peuser por "La escuela y el ideal panamericano". En 1971 organizó el Primer Encuentro de Poetas en Monteros. Fue presidente de la SADE (1974-76) filial Tucumán, entidad que en 1978 le otorgó la medalla de oro por su trayectoria. La poética de Manuel Aldonate, como si fuese un país de la emoción, tiene por límites el hombre, sus trabajos, mínimas felicidades y grandes desdichas, y la esperanza; dentro de estas fronteras humanas, crece y clava raíces la vitalidad de su canto. Libros de poesías: "Poemas del cañaveral", "Clima de la miel", "Verde carozo del verano", "Breve antología y tres poemas", "Semblanza de un cebil".

CANCIÓN PARA LOS OBREROS DEL INGENIO ÑUÑORCO
A todos los recuerdo. Podría enumerarlos uno a uno
Si fuera necesario,
Referir sus íntimos problemas, sus sueños proletarios,
Su lento caminar desde todos los rumbos al ingenio,
Su paso idéntico
Y ese duro silencio con que les cierra sus labios el invierno.

Podría –por ejemplo- decir con voz de acero y contracanto
Salud, hábil tornero!
Cuando Gómez, Medina o Doroteo que discriminan la función del hierro
Deciden en sólo media vuelta el nacimiento de la tuerca,
O gritar con el júbilo del viento: estibador!
En el momento mismo en que los hombres son espalda y sudor.

A todos los recuerdo. Allá al fondo distingo a Mickeley
Masticando su cigarro verde
En su actitud de siempre: aprendiz de filósofo y rebelde.

Aquí, Carlos Romano rumiando su protesta que trae desde niño,
Clarificando almíbar,
Realizando con toda parsimonia su trabajo de hormiga.

Martínez, santiagueño curtido de vientos, sol y lluvias,
Con el dulzor de sus panales
Que le impregna de miel hasta el saludo en mitad de la tarde
También está presente cuando las sirenas cantan su aleluya
De vapor estridente
Sobre unos mamelucos azules salpicados de aceite.

Uno a uno así como llegaron se hundieron en el vientre del ingenio,
Sencillamente señoriales
Para ocupar sus puestos, los de siempre,
Sus cargos imperiales,
Vigilando la metamorfosis de la miel en cristales,
Mariposas de nieve
Que crecen en enjambres desde mayo a setiembre.

Estos de quienes hablo son los bravos obreros, los obreros auténticos
Del ingenio Ñuñorco
Que brazo a brazo van haciendo crecer la industria, poco a poco,
Sobre esta tierra virgen donde un pueblo madura,
Sobre esta tierra arisca del capitán Medina
Que acaso alguna vez se vuelva sólo almíbar.

Al fondo de la tarde -albañil del silencio-
Miguel Albornoz con alas de argamasa
Se eleva lentamente hacia el azul distante,
Quizá buscando al viento
Para contarle a solas de sus largas fatigas,
De su entrañable anhelo o acaso simplemente
Para secar con su hálito la sudada camisa.

Algunos no volverán a marcar su tarjeta de trabajo:
Carrizo –por ejemplo-
Que yace sin sonrisa debajo del trapiche dormido todo entero.

Un vendaval era la risa saludable de este obrero
Que fue todo ternura,
Impulso, corazón, briosa juventud, casi locura...
De vez en vez la muela azucarera despedaza la carne proletaria,
Tritura hasta la voz
Y le crecen raíces por la muerte a la antigua canción
Mientras corre por las lentas acequias calientes de la miel
El grito derrumbado
Para enriquecer de varonil sustancia el sacarino jugo del trabajo.

Otros van muriendo por partes. Comienzan a morir desde muy jóvenes.
Recuerdo a Juan Fernando
Que siendo casi un niño perdió su brazo de comando
Y a pesar del desastre conservó para sí su valentía,
Fue creciendo con ella
Y tuvo la sorpresa de ver como crecía también su mano izquierda.

Les nombro pues, ahora, a algunos, a los que más entiendo,
A aquellos que crecieron conmigo desde el fondo del niño
Y anduvimos ha tiempo en tanto alegre juego
Caminando hacia el hombre con un andar sin prisa.

Nombro pues a Abraham Leiva con sus hondos secretos,
A Luis Armando Correa con sus sueños políticos,
A Pascasio Contreras sentimental y bueno
A Emilio Aybar entre un millón de tuercas
Y a tantos otros heroicos jornaleros.

Y pasarán los días sucediéndose de cosecha en cosecha
Y ellos serán los mismos
Tan sólo algo más viejos andando y desandando un antiguo camino,
Aquél que su destino les marcara hace un siglo
Y siempre transitaron
Con su paso heredado en tantas madrugadas de duro sacrificio.



Comentarios en la página de Poemas de Radio, durante el programa del 26 de julio de 2013, con Rosana Aldonate y Oscar Barrionuevo







SE LLAMABA MANUEL...
                                                                         Por lic. Eduardo Rosenzvaig

Tener un poeta en el lugar de uno es una fiesta. Tener un poeta natural capaz de aceptar la letra y la copa de un desconocido, es un gesto. Manuel Aldonate era una fiesta y un gesto. Los tiempos han cambiado. Pero Manuel siempre fue Aldonate, perfectamente fiel a sí mismo. Cuando una vez presentó uno de mis libros en Monteros, antes de que yo se los regalase, él me obsequió el suyo. Nos regaló tanto lirismo, que todavía nos cuesta comprender cuán ricos somos.
No era un poeta ambiguo, como no lo es la naturaleza, ni lo son las luchas del hombre. Frente a la injusticia social- frase vetusta-, Manuel nunca ofició de retirado. Vivimos tiempos opacos. Tanto, que un tema de estudio y congresos internacionales en el mundo rico, es el de la pasión. En Rosario, el mes entrante, se harán unas jornadas internacionales sobre la pasión. Un mundo que pierde las pasiones; dirigentes corrompidos; gente aburrida; adultos a los que los jóvenes les da asco tomar como referentes. Una deflación de la pasión en los actos; un deterioro de los valores de intercambio de los sentimientos. Hacer el amor puede significar la muerte. Un miedo de otra naturaleza. Ontológico. Tiempos extraños.
Manuel Aldonate era una licenciatura de la pasión. Poeta doctorado en emociones fuertes. Con él, el azúcar fue otro azúcar, el trabajador otro trabajador, otro el paisaje. Lanzaba chorros de sangre, savia y sudor en cada palabra, y en el espacio vacío donde terminaba el verso. Si tuviéramos grabada toda la vozarrona del poeta leyendo su poesía, no necesitaríamos tal vez de un congreso sobre las pasiones. Bastaría con encender la tecla. Pero la poesía tiene hoy un nulo valor de cambio en el mercado. Y como éstos son los tiempos del libre mercado convertido en razón de ser de la vida y de los poderosos, donde la pasión se desintegra en las cosas, la poesía queda arrumbada para nostálgicos, crotos, pasioneros, y fracasados.
Tiempos extraños. Un acto a un poeta pasional parece un episodio de la antigüedad, una falla del sistema, un comando ilógico en el programa del ordenador. Pero cuando el mundo comprenda su idiotez- si lo logra-, cuando entienda que el ser del hombre antes que en sus objetos está en sus sentimientos, cuando perciba necesidad de emociones graves para preservar la naturaleza, o evitar la muerte de los niños por indiferencia; a entonces, tal vez, se acuda otra vez a Manuel Aldonate, poeta de Monteros Y se le pregunte lo que ningún poder político le consultó: cómo hay que entender al hombre?. Quiero decir, cómo hacerse uno un poco mejor.
Público sectario presente, compañeros de una hermandad en agonía, nos queda aún una gran tarea, que Manuel Aldonate pertenezca a los hombres. Hermanos del diluvio de Taiwán, de los sermones del ajuste, la eficiente descomposición de las regiones, los discursos en helicóptero, la vida reconvertida en show, todos nosotros que no pudimos ser ricos ni vivir en Miami, nos queda aún la titánica tarea de que la poesía restablezca el tejido muerto de la pasión en los hombres. ¡Don Manuel, usted no se haga el que ya no está, y quédese con nosotros!




6 comentarios:


  1. Celina Aldonate Gritta Me emociona y enorgullece el artículo.......pensar....que como sin nada......domingo tras domingo de asado familiar, escuchábamos al querido tío Manuel, leyéndonos poemas de su autoría.....y reinaba el silencio y el poeta crecía!!!!!!


    Dany Aráoz Tapia Hermosa energía la que se encendió en Poemas de Radio de Mónica Mera días atrás, cuando escuchamos a Rosana Aldonate hablando de su padre y a Oscar Barrionuevo anunciando el homenaje en ámbito académico que prepara dentro del próximo Octubre Literario y Cultural de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT.

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  2. COSAS DE PUEBLO
    Libros para el que quiera volar
    La biblioteca popular Manuel Aldonate, de El Mollar, reúne más de 7.000 libros. Este patrimonio cultural fue donado por pobladores de la zona e instituciones de todo el país.
    Miércoles 06 de Febrero de 2013 comenta 2 Compartir 23 1 .

    POPULARES. Los libros más buscados son los de historia de argentina o de los valles tucumanos, como "Calchaqui", deL ESCRITOR Adán Quiroga. FOTO DE DIEGO ARáOZ / ESPECIAL PARA LA GACETA | Ampliar (1 de 2 fotos)
    mas menos
    Más de 7.000 libros esperan a sus lectores en El Mollar. Esos volúmenes están a disposición de todos los que deseen soñar con los versos del autor uruguayo Mario Benedetti o revivir las anécdotas rurales que relató Manuel Aldonate, poeta monterizo en cuyo honor fue bautizada la biblioteca popular. El fomento de la lectura es la misión de esta institución cultural ubicada al frente de la plaza principal de la villa veraniega y al lado del Parque Nacional Los Menhires.

    "Queremos que vengan a leer, que conozcan a los innumerables escritores que tenemos en la biblioteca. Sobre todo nos interesa convocar a los estudiantes y a los chicos de la zona porque son ellos los que se enriquecerán con este tesoro", dice Alisia Mónica Monroy, presidenta de la comisión de vecinos que fundó la institución.

    Monroy recuerda la labor de rescate y revalorización de la cultura de la caña de azúcar que desarrolló Aldonate en sus obras. "Buena parte de la población local había trabajado en la zafra. Aldonate escribió poesías inspiradas en la vida cotidiana de los trabajadores de los surcos (ver "Canción de cuna para el niño de la zafra"). De modo que fue oportuno llamar de esa manera a la biblioteca. Además, él venía mucho a veranear... Se llenaba del paisaje" , agrega Alisia, que es autora del libro "Historia de mi pueblo" (2012). Este trabajo recopila vivencias de los pobladores, recuerdos familiares, cuentos vallistos e imágenes que pretenden ser útiles para la memoria histórica de las generaciones venideras.

    La biblioteca popular Manuel Aldonate puede ser visitada de lunes a viernes, de 15 a 18. "Los libros esperan a cualquiera que quiera volar", indica un cartel sugestivo colocado en la puerta de entrada.

    Canción de cuna para el niño de la zafra (De Manuel Aldonate)

    Duérmete niño de cobre
    que el cañaveral me reclama,
    sueña con panes de trigo
    que tendrás hambre mañana.

    El martillo de tu lágrima
    está rompiéndome el alma
    que estalla ruidosamente
    en medio de mi garganta.

    Duérmete niño esta noche
    y sueña con vacas blancas,
    con leche caliente y dulce
    humedeciendo tu almohada.
    Ponte a la sombra del sueño
    que vendrá la madrugada
    y el clarín de las higueras
    te despertará por el alba.
    Y una cosa como un niño se fue durmiendo despacio
    mientras afuera el invierno era un chasquido de látigo.

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  3. nota del diario La Gaceta Miércoles 06 de Febrero de 2013

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  4. QUISIERA QUE PUBLIQUEN EL POEMA: "SANTOS CUEVA" (era mi abuelo), o que me informen donde puedo conseguir el libro en el que se encuentra. desde ya, muchas gracias.

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